viernes, 2 de octubre de 2015

Einstein y las empanadas, Por Roberto Alsina (Argentina)


“La ciencia se pregunta qué había antes del Big Bang” (La Nación, 27-5-01) 

Uno a uno, como todos los viernes a la tarde, iban llegando los muchachos del grupo al bar del Colorado Sáenz. Era una costumbre que habían adoptado meses atrás, casi al pasar, con una reunión iniciada por tres de ellos, a los que poco a poco se fueron sumando


amigos comunes. Casados, solteros, jóvenes y veteranos, con estudios universitarios o apenas el 6to grado cumplido, los unía más que nada la vida en el mismo barrio, para unos con una historia en común de picados en el potrero, o de bailes en el club del barrio, y a otros, los interminables campeonatos de truco mientras hacían la digestión del asado de los domingos.  
Ya estaban casi todos los habituales, cuando Jorge, el contador, anunció con cierta solemnidad que “hoy va a venir el doctor Ibañez, me lo dijo ayer como cosa segura”. Ibáñez era el intelectual del grupo, con un doctorado nada menos que en Física, profesor de la Facultad, especializado en cosmología, y sus ocupaciones no le permitían participar de las reuniones de los viernes con mucha asiduidad, pero asistía a ellas de vez en cuando, y en esas ocasiones los temas de charla giraban generalmente alrededor de sus estudios sobre el Universo. Y aunque a veces monopolizaba la conversación con sus descripciones de lejanas galaxias recientemente descubiertas, todos lo escuchaban con atención, mesmerizados por esas descripciones de mundos tan distintos al que ellos conocían en su vida diaria, mundos de distancias increíbles, de explosiones de una fuerza inimaginable, donde el tiempo se medía en millones de años y para colmo, desde que lo dijo Einstein, ya nadie dudaba que era curvo como el espacio! 
Al rato nomás llegó Ibañez, y a los pocos minutos ya tenía concentrada en sus palabras la atención de todo el grupo, mientras describía para ellos las últimas teorías de nada menos que la creación del Universo.   
-..…y resulta que lo que se llama el “Big bang”, la explosión inicial que originó al Universo, hace unos 14,000 millones de años, ahora se piensa, basándose en los últimos cálculos, que lo que creó fue un montón de “burbujas” que crecieron rápidamente, y de una de ellas salió nuestro Universo - terminó Ibáñez, sonando algo profesoral, como si estuviera dando clase en la Facultad, y no hablando con sus amigos de la infancia. 
  • Eso quiere decir que hay un montón de otros Universos? - preguntó con incredulidad Ricardo, el más joven de todos ellos, que aunque era estudiante de abogacía se interesaba por todo lo que era ciencia, real o ficción.  
  •  No estamos seguros todavía - dijo el doctor Ibañez, con el tono de suficiencia que le daba el ser el único del grupo que sabía realmente de qué se estaba hablando. 
  • Y qué había antes de esa explosión que decís? - insistió Ricardo. 
  • Nada, al comienzo no había nada, Ricardo, NADA, y de pronto, PUM! la gran explosión y nació el Universo.….o los Universos. 
  • Yo creo que todo eso tipo la están pifiando fiero, viejo, mucho cálculo, mucho cálculo, pero no hay caso, no la piensan bien.  
Todo el mundo miró con incredulidad al que acababa de hablar, el Negro Rodríguez, obrero de la construcción, que entre otras irracionalidades de su vida cotidiana, era el único que pedía café con leche con empanadas de carne a las 6 de la tarde! Y que además, se pasaba leyendo el diario casi todo el tiempo, casi ajeno a lo que se decía. Cómo se atrevía a opinar del tema, y para colmo contradiciéndolo al doctor Ibáñez, sin tener la más mínima idea de lo que se estaba hablando!  
El Negro no hizo el menor caso a las miradas recriminatorias, y siguió comiendo tranquilamente una empanada, mientras de vez en cuando tomaba sorbos de su café con leche. 
El doctor Ibañez se volvió hacia él, y con tono irónico, que no trató de disimular, le preguntó: 
  • Vos sabés la cantidad de cráneos que dedican su vida a estudiar todo esto? La cantidad de observaciones hechas con enormes telescopios, o con satélites artificiales, y los innumerables cálculos con supercomputadoras en los que se fundamentan estas teorías? Contame, y vos, vos tenés alguna teoría mejor? 
  • Decime -le contestó el Negro, después de otra mordida a la empanada -cómo saben todo eso capo que ante de la esplosión no había nada?  
  • Bueno, todos los cálculos muestran que el Universo nació en un momento determinado, y empezó a crecer a partir de ese momento, así que antes no podía haber nada -respondió con convicción Ibañez. 
  • Y ante de esa nada, que les dicen lo cálculo que había? -el Negro hablaba entre bocado y bocado de empanadas, y ya iba por la segunda. 
  • No hay cálculos para eso -dijo ya impaciente Ibáñez -y además, antes que nada no podía haber NADA! 
  • Ahí está la cosa, tordo -le contestó con tranquilidad el Negro -ves, como no hay cálculo, dicen que no había nada. Yo pienso que si hubo una esplosión como dicen lo cráneo eso, y el Universo empezó a crecer, a lo mejor eso ya pasó mucha vece, el Universo crece, crece, y despué, poco a poco, deja de crecer, viste, como cuando tirá una pelota pa` arriba con fuerza, y se va frenando hasta que para y empieza a bajar de nuevo, por que la atrae la…. la… 
  • La fuerza de la gravedad -ayudó el Dr. Ibáñez, ahora con más curiosidad que impaciencia.  
  • Eso -dijo el Negro, mirando agradecido a Ibáñez -y entonce el Universo se empieza a achicar, y se achica, se achica, porque empieza a ser asorbido por lo coso eso negro que atraen todo y no se le escapa nada, que se llaman…. 
  • Agujeros negros -ayudó de nuevo Ibáñez. 
  • Eso, lo aujero negro. Y entonce se hace cada vez chico, chico, porque poco a poco eso aujero se comen entre ellos, hasta que todo se junta tanto que es casi un puntito, y entonce como que no aguanta más y esplota de nuevo, y otra vez crece y crece, y se repite la cosa. 
  • Pero entonces eso es eterno! -terció Ricardo, con un interés renovado en el tema. 
  • Eso…. eso e Dió! …la eternida e Dió -dijo el Negro, pegó otro mordizco a la empanada, y siguió: 
  • Y el Universo que se agranda y se achica, se agranda y se achica, es como…-el Negro buscaba con dificultad palabras para expresar lo que pensaba, hasta que se le iluminó el rostro y declaró con seguridad: -e como un corazón, el… el… -de nuevo se atascó un momento, los miró a todos, y finalmente, con tono de triunfo, dijo:  
  • el corazón de Dió, eso, el Universo es el corazón de Dió! -Y ya embalado, redondeó su pensamiento: -por eso el Universo también eseterno, a vece muy grande y a vece muy chiquito, pero eterno, y no puede ser que ante de él no hubiera nada -dijo, y ahora sí se dedicó de nuevo con fruición a comer su empanada.   
Por unos segundos, el silencio del grupo fue total. Todas las miradas, concentradas hasta entonces en el Negro, se dirigieron hacia el doctor Ibáñez, que había estado escuchando cada vez con más atención las explicaciones del Negro. Era como si todos esperaran la reacción de Ibáñez para saber si se tenían que reir con las ocurrencias del Negro, o burlarse de él. El doctor siguió callado por un rato, ensimismado en sus pensamientos, y de pronto, como volviendo a la realidad, se dió vuelta hacia el mostrador y le dijo a Saenz: 
  
       -  Colorado, traeme un par de empanadas….o mejor, traé empanadas para todos, yo invito. 
Y esa tarde, al mejor estilo del Negro, todos comieron empanadas de carne con café con leche.     


   
        
                        

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