Alejandra
se levantó del sofá. No tenía ganas ni de moverse, la pesadez del cuerpo era
gruesa…incomoda y profunda. Pensó que algo andaba mal con la química de su
cuerpo porque últimamente le daban como ataques de pánico que la dejaban
extenuada. Se arrastró hasta la cocina y comenzó a prepararse un café. Mejor
eso que un vino. El alcohol momentáneamente la aligeraba pero luego la