viernes, 19 de junio de 2020

Y el mundo se detuvo por Doris Nino (Colombia)


Y el mundo se detuvo…

No acabábamos de disfrutar la despedida del viejo año, pues aún quedaban residuos en el paladar del lechoncito, la natilla, los panecillos, la yuca con mojo, las empanadas, y el pastel. De viandas criollas hasta un plato francés que aromatizaron la cocina con los olores más autóctonos. “Salud!” gritamos al dar las doce y chocar el cristal rebosado del burbujeante liquido francés.
Pasando a recordar los rituales heredados de la abuela, las 12 uvas, las lentejas, monedas, y velas para augurarnos luz en el nuevo año, y por supuesto, no falto salir corriendo con la maleta.
Los abrazos y besos ensalzaron nuestro espíritu y nuestro corazón, rebosando de alegría y optimismo
recibíamos el nuevo año que empezaba a despuntar. 
La bolsa se había recuperado del desequilibrio de una fuerte recesión. Todo esto paso sin sospechar que quizás podría ser la última navidad compartida…
 Mientras que con alegría en Oriente se empezaban los preparativos para recibir el año de la rata, símbolo de inteligencia, astucia, y portadora de abundancia, especialmente para los nacidos bajo este signo.
Paradójicamente, para el viejo mundo y Occidente, su aspecto repudiado y visto como portador de gérmenes, suciedad, y relacionado con la pobreza.
Mas en la ciudad de Wuhan algunos de sus habitantes comenzaban a experimentar problemas respiratorios adjudicados de momento a una fuerte neumonía, pasando desapercibida la nube negra que saldría del mercado de alimentos exóticos a mitad de enero y despacio se deslizaría sobre el planeta, y se convertiría de príncipe milenario, en el trasmisor de la corona china. Sin rostro y silencioso, desconocido en parte porque con su microscópica figura contagiaría su legado de terror hasta en su propio régimen, llegando hasta cada rincón de nuestro planeta sin importarle un carajo ni condición social, ni razas, ni fronteras, ni políticas. Pero con la potencial destrucción de una bomba atómica, haría tambalear los cimientos de la tierra y egos consagrados, hasta dominar al que ilusamente se creía el dueño de esta tierra.
Nos confino a los más privilegiados a nuestros refugios y tuvo un poco de misericordia con los menos afortunados, que recibieron un lugar de refugio temporal y un bocado de comida poniéndonos de frente ante la posibilidad de la muerte. Hizo cerrar ciudades y fronteras, silencio Metrópolis que no dormían e incomunico los 5 continentes para formar uno solo y mostrarnos el valor de la empatía. Obligándonos también a frenar la carrera desenfrenada en la que estábamos viviendo en nuestro diario vivir. ¡Los noticieros mostraban los estragos, cientos de contagiados dejando números inverosímiles! Colapso la bolsa en un histórico récord, dejándonos estupefactos y meditabundos… También al saber que se reducía a cenizas la sabiduría de nuestros ancestros. Las noticias bombardeaban nuestro cerebro sin darnos tiempo a digerir la realidad... mientras los discípulos de Hipócrates corrían contra reloj, tratando de usar sus conocimientos para mitigar la enfermedad que los dejaba discapacitados, al no haber una cura, y con horror veía el mundo subir el porcentaje de cadáveres en China y el viejo mundo. Brotes en todas partes hasta convertirse en una pandemia. Lágrimas y corazones rotos tomando el último recurso ordenado por sus superiores, sin la acalorada discusión y debate que fuera hecho de primera plana en años anteriores. No quedaba de otra, que hacer vigente la eutanasia pues los servicios sanitarios se habían colapsado. Nos vimos despojados del derecho de despedir a nuestros familiares y amigos. Los viejos se iban sin despedirse de la vida que se les había extendido gracias a los logros de la medicina.
Y mientras los humanos sentíamos en carne propia el viacrucis directamente causado por nuestra indolencia. Afuera el mundo se renovaba, los pájaros volvieron a realizar sus conciertos al alba, seguidos de las mariposas que se pasean por los jardines, en algunas ciudades los animales se atrevieron a explorar los bastos entornos  de concreto, donde en el pasado fuera su hábitat y de donde fueron desalojados y destruidos sus hogares sin pensar en ellos, los ríos se aclararon y se reprodujeron los peces en los mares, los delfines y ballenas sintieron un poco de alivio en sus dietas de plástico y desechos tóxicos proliferados por el hombre pensante, los bosques reverdecieron. Al menos por un corto tiempo, la madre naturaleza podía limpiar sus pulmones y renovar un poco su aire, ese preciado elemento que ahora el hombre tanto necesitaba a través de una máquina para poder vivir.  Todo lo había cambiado en un santiamén la sabia naturaleza. La tierra sonreía y se renovaba, mostrando que sus inquilinos humanos se irían y ella se quedaría.
2020 el año de los gemelos y también bisiesto. 2020=40, cuarentena, renovación, lecciones y concientización, 2020 el año que marcaría un antes y un después en la humanidad, que los escritores y poetas usarían de inspiración para dejar rodar la tinta sobre el papel, floreció la poesía, la narrativa sobre los hechos y opiniones del legado para la historia, que contaría la pandemia del nuevo milenio
Ya que el mundo tendría cambios muy significativos. Y un porcentaje menos de su población.



lunes, 15 de junio de 2020

20/20 Por Mayra Sorondo (Puerto Rico)


Yo siempre he escuchado o los oftalmólogos decir que 20/20 es la visión normal, pero no fue hasta hoy que supe a qué se referían. Entonces a una persona a quien le hacen una prueba de sus ojos y tiene 20/20, significa que le es posible leer letras a 20 pies de distancia.
Y yo me pregunto: ¿Por qué el año dos mil veinte, no ha logrado ese 20/20 desde que llegó?
Es que el 20/20 llegó fallido desde su primeros pasos: sus infortunios empezaron sacudiendo a mi bella Isla Borinquén; que si los murciélagos o los laboratorios de La China transmiten un virus tan potente convertido en pandemia, que se ha requerido del encierro; de cerrar las fronteras y las economías mundiales para evitar su propagación, que hay que salir con mascarilla puesta, que tantos muertos, ¡que cuando un amigo se va!
20/20 sufre de una miopía aguda, de una doble visión con doble vara para atacar como siempre a los más vulnerables, a quienes llaman minorías siendo la mayoría, a los prietos, a los negros, a los hispanos, a los asiáticos, a los que hablamos con acento, a los pobres que llegaron ahí por la mala distribución de los recursos y de las riquezas. ¡No puedo respirar, no puedo respirar! El 20/20 sufre de una oscuridad política, socio económico y racial de proporciones gigantes. ¡No puedo respirar, no puedo respirar!
Al 20/20 le antecede un año de muchos movimientos feministas como Me Too y el Violador eres tú que me llevaron a pensar por un momento que la impunidad había salido del closet y por lo tanto, todo tipo de abuso llegaría a la más alta disminución y con cierta ingenuidad, pensé que desaparecerían.
Pero me equivoqué, solo bastaron 8 minutos y 46 segundos para que un policía blanco con las manos dentro de los bolsillos cual Pedro Navaja, degollara con su rodilla a un hombre negro mientras éste gritaba, no puedo respirar, mamá no puedo respirar.
Me hago un llamado a mí misma y me pregunto ¿cuán racista puedo ser, si alguna vez he negado mi mestizaje de tres razas: taína, española y africana? A mi abuela negra no le aceptaron al novio negro porque era negro, como si los bembes grandes y la nariz abundante de mi abuela no la hicieron negra.
Para terminar incluyo un fragmento del poema: Me gritaron negra de la autora Victoria Santa Cruz
Tenía siete años apenas, apenas siete años – ¡que siete años! ¡No llegaba ni a 5 siquiera! de pronto unas voces en la calle me gritaban ¡negra, negra, negra, negra, negra! ¿Soy acaso negra me dije?, sí, ¿Qué cosa es ser negra? ¡Negra! Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía. ¡Negra! Y me sentí negra como ellos decían y retrocedí y odie mis cabellos y mis labios gruesos y miré apenada mi carne tostada y retrocedí y pasaba el tiempo y siempre amargada, seguía llevando a mi espalda mi pesada carga, ¡y cómo pesaba!, me alacié el cabello, me polveé la cara, entre mis entrañas siempre resonaba la misma palabra ¡negra, negra, negra, hasta que llegó ese día que no retrocedí, y avanzo segura y al fin comprendí “negra soy” .

PARECIDO AL AMOR por Jorge Vega (Colombia)



Recojo tus palabras, tus gestos, tus silencios
Los sacudo, los huelo
Los pongo del derecho y del revés
Los abro, los desgrano
Los muelo, los amaso
Los desnudo, los pruebo
Los desarmo, los giro
Los llamo en el silencio de mis noches de insomnio
Los reparo, los miro
Los adorno, los toco
Los releo, los sueño
Los adoro, los odio.

Al final me los bebo muy despacio
En el largo silencio de la noche desnuda
Y en la boca me queda un gusto jubiloso
Como fiesta de pueblo, carnaval o comparsa
Como un lentísimo vuelo de gaviota en una playa sola
Como un cielo de mayo con Neruda
Al fin algo bastante parecido al amor…
Sin serlo.

miércoles, 3 de junio de 2020

Invitación por Alfredo Moreno (Mexico)




La carta cayó sobre la mesa, todos los jugadores se miraron a los ojos, incrédulos, sorprendidos, temerosos, pensativos ... ¡¡¡un comodín!!! ¿quién chingaos la había desechado? Ciertamente, era sólo una baraja más en la extensa amplitud de los naipes ... el pequeño detalle: a la gran mayoría de los jugadores, se les dejaba expuesto en su juego, casi todos ellos no tenían ya carta a jugar, todas sus cartas estaban sobre el tapete, su "opción": sólo seguir el juego de los pocos que tenían todavía cartas en la mano y que, por "extraña coincidencia" , mostraban ases y juegos que los hacían ya, más que probables ganadores. Para estos últimos se presentaba un problema, a la vista, las cartas planteaban la posibilidad de un empate. Había que decidir al ganador en algún otro juego. Entre los escasos jugadores que aún quedaban en contienda, se inició, ¿o continuó?, un entretenido juego de ajedrez. Había una gran cantidad de jugadores de desecho, para hacer las tareas de los peones, sacrificables de la santa guerra del poder. ¡¡¡SSSIII sorpresa!!!, los que habían soltado ya todas las cartas, aún podían jugar ... gracias a la magnanimidad de los participantes, que aún buscaban el oro en la victoria, invitaban a jugar por ley, a aquéllos que ya no tenían posibilidad de éxito, el juego de la pirinola, ese donde casi todos ponen y sólo alguna pirinola, ese donde casi todos ponen y sólo algunos recogen. Desde luego ... ellos establecerían las reglas: el momento de aportar su diezmo y contribución; les darían oportuna noticia de cuando hubiesen perdido (siempre es bueno prepararse pa' morir)”; quien pierde y vuelve a perder; Cuando en la lotería de la vida, las cartas están marcadas, las mejores apañadas ... si a la escalera un soldado ... pa' mi estrella el valiente. No es que sólo esté mirando ... en ocasiones la mejor jugada es ... no jugar. Por supuesto, también se puede cambiar de juego, a uno de esos en los que todos lanzan los dados, con casi idéntica probabilidad de entrar o salir del pozo, o a aquél en donde se puede ahogar tanto a la mula mayor, como a la muda y permite plantar a la que tiende puentes, pa' que todo jugador realice su jugada. Mi preferido, aquel comunitario, donde las aves acorralan, para ahogar al coyote en su excremento. Así si ... ¡¡¡ TODO EL MUNDO A JUGAR !!!