Retazos
en los tiempos de la pandemia
!
Que tiempos!
“Nunca pensé que
saliera del anonimato”, ¡dijo la mascarilla!
El lunes pasado,
a mi carro de trece años- que luce joven- se le prendió la luz que indica bajo en aceite. Llamé al mecánico para ver si lo podía
revisar, y para que me dijera, si el alcohol resolvía el problema, o una mascarilla o un ventilador, porque en
los tiempos de una pandemia, el vocabulario se tiene que ir adaptando, acorde. ¡Qué
tiempos!
Nunca en mi vida
había ido a tantos cumpleaños en cuestión de dos meses como durante el encierro.
¡Y es que ya son 3! Con esta nueva modalidad las bocinas de los autos invitados
toman el lugar de la canción de las mañanitas.
¡Qué tiempos!
Durante el distanciamiento
buscando respirar aire fresco y renovado, he visitado a mi vecino como nunca
antes, es que ese parque se ha convertido en mi amante verde, de agua de
arroyos, de lunas llenas, de cielos encancananublados, de avistamiento de
murciélagos, de puentes cuyas columnas me muestran su abecedario y los pasajes
me llevan a descubrir nuevas veredas. He visto como los arboles remozados y
fuertes con sus distintos tonos verdes invitan a las hamacas a posarse en sus
troncos para que la gente se mesa en ellas. Cada escenario lo voy retratando en
mi memoria y/o son captados por el lente de mi “smart phone” ya que la
naturaleza anda posando todo el tiempo.
Si algo he logrado conseguir hábilmente es alternar entre la
ansiedad, el llanto y la alegría. De vez en cuando me sumerjo en la filosofía
estoica para fortalecer la confianza en mí y en la humanidad.
En este
confinamiento, salvo de aquel o aquella que puede dormir en sus noches, los
demás nos hemos convertido en El Mar del Insomnio.
¡El tema de “tengo
poco trabajo, no tengo empleo” raya en la cursilería y la exasperación! Escuchamos:
Biip, biip, biip cada vez que llamamos al teléfono del desempleo, porque
siempre está ocupado. “There is not information at the time” says the
IRS, when asking where my payment is.
Eso de sobrevivir, es un asunto serio. ¡Qué tiempos!
“Quédate en casa” ha sido la consigna y Zoom- se
ha convertido en puntos de encuentro, en la nueva forma de socializar, de estudiar
y hasta trabajar. Tu zoomeas, yo zoomeo, nosotros zoomeamos, ellos zoomean!
¡Qué tiempos!
Si en persona
nos toca distanciarnos al menos seis pies, por el zoom, aprendimos a abrazarnos
virtualmente, ¡y en esas estamos! Si la
incertidumbre nos lleva por senderos nunca antes vistos, ¡creceremos, porque la
locura no puede ser la opción!
¡Ay qué tiempos!