Armando
fue pedófilo
de nacimiento, pero no en el sentido que se le dá comúnmente a la palabrita. Él
era pedófilo por su amor a los pedos. Desde chiquito le gustaba hacer sonar sus
esfínteres de manera escandalosa poniendo a todo el mundo a su alrededor en
alerta. Lo suyo era un sonido casi rítmico, folclórico podríamos decir por la