viernes, 7 de julio de 2017

Y entonces… Elizabeth Calvo (Cuba)



Yo ví sus ojos,
Y sentí como me fulminó sin recato,
no pude seguir caminando, respirando o pensando
fue como en marea alta ver estrellas novas
O como en pleno invierno empinar cometas,
  Y entonces…
Allí estática y en confusión visible pasó,
lo que venía soñando por años
a pesar de tanta brutalidad salpicada,
y de uno que otro mal augurio bombardeado
creo que hablamos,
¿Imitamos una sonrisa? ¿O fue solo que me extendió su mano?
de seguro sé nos olfateamos, y de aliento mutuo nos rociamos
  Y entonces…
repentinamente, sin preludios
revivimos aquellos besos adultos, sin pudor y sin reclamos.
nos contamos las canas nuevas
y las nuevas arrugas que con orgullo cargamos
Yo mencioné a esos amigos que en el camino se perdieron,
a los que regalaron sus letras por medias tintas
y a los que por mínimas alabanzas se transfiguraron
solo tristeza por respuesta, silenciados gritos atragantados
  Y entonces…
Volvimos a encontrarnos en abrazo áspero y deseado
una estrujada corporal de esas que rompen el hielo enterrado,
que desvanece el perverso desasosiego
y el miedo al mundo y sus prejuicios amordazados
  Y entonces…
De esos gestos rudos y humanos que se dan sin predicamento o sin recetario,
se emborrachó todo ser en aquel paraje
y aquellas manos todas, juntas o por si solas, tanteando
encontraron las mismas ganas, traspasaron portales, laberintos
cultivaron con delicados gestos lo que hoy padezco
Y sin plan ninguno allí estaba Yo, sembrando vida,
en aquella juntura coaccionada de carne con alma
haciendo música y poesía con la piel a la luz del día
entregando la esencia sin piedad, solo con esperanza
y cuando ya no relincho más, y estaba amaneciendo,
la otra bestia resoplaba relajada en su regazo
  Y entonces…
Desperté, y esta vez, no estaba llorando.

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