Había una vez una niña de 13 años, nacida en Medellín, Colombia que se emocionaba cada vez que su maestra de literatura, Ruth Cecilia Arias, iniciaba su clase con una lectura de Cronopios, Famas y
Esperanzas de Julio Cortázar. La niña siempre se sentaba al frente para escuchar atentamente a aquella maestra a la que se le movía su cabellera abundante y rizada cada vez que entonaba las palabras que leía.
A partir de esa experiencia, aquella niña inquieta, rebelde y con ansias de libertad, descubre que hay un cronopios en ella misma y entonces decide, en su cabecita adolescente, que si algún día creaba un grupo de lectores y escritores, lo llamaría Cronopios.
Cortázar, en sus propias palabras, dice, que los Cronopios son seres como él, marginados, poetas, aparentemente locos y sin miedo. Y a las famas los define como los seres que siguen el orden, el estatus quo, tales como: los presidentes, jueces, y los que se creen mejores que otros-y por último, dice que las esperanzas son personajes que se dejan llevar por ambos.
Aquella niña creció y nos tiene aquí reunidos celebrando el cuarto aniversario de Escritores Cronopios de Houston. Y… no se le hizo fácil. Cuando soltó la idea al vuelo, tropezó, se dio uno que otro golpe, se le apareció una fama que le decía no funcionaría, otra fama le proponía otra idea sobre su idea, mientras otras le abrían las puertas a media y le proponían condiciones que para ella no eran negociables. Entonces, un día Pepe, su esposo, que es todo una Esperanza le dice que se lance sola y ponga su idea a galopar. Ella se llena de valor y se lanza, y se dedica a pregonar su idea en cada espacio, en cada evento cultural o artístico que frecuentaba y frecuenta.
Durante esos primeros pasos, le pidió a la Casa Argentina que le permitiera anunciar su primera reunión durante uno de sus eventos y accedieron. Las miradas de incredulidad recorrían por todos lados. Pero esa noche la acercaría a Roberto Alsina- otro Cronopios, quien hoy por hoy, es participante activo del grupo y es por él que- Escritores Cronopios de Houston- disfruta de la sede que le permite reunirse cada mes. A la primera reunión fueron: Azucena, Roberto, Marta, Pepe, Cecilia (la madre de Marta), y tres personas más. Hoy, necesitaríamos juntar las manos de todos para poder contar los muchos que llegan a leer y/o escuchar.
…A mí no me queda duda, si algo ha demostrado Marta López, es ser toda una Cronopio que no conoce de intimidaciones, ni de miedos. Deja claro que la locura de la creación no requiere tratamiento psiquiátrico, que la consistencia es una fuerza que nos empuja a hacer y a crear, y que, la re-invención formará parte de la historia y dejará a los famas sorprendidos y boquiabiertos.
Lo único que me resta decir es, gracias Marta por destapar el Cronopio, la Fama y la Esperanza que habita en cada uno de nosotros.
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