Te confieso que la otra noche sentí la
tibieza de tu lengua, tan húmeda como mi deseo, y me retorcí en un
éxtasis, ajena a este descubrimiento.
¿Acaso puedo ser dos personas en una?
¿Y si corriera muy lejos y me desprendiera nuevamente de mi otro ser?,
vago intento resultaría, porque me acecharía nuevamente, invadiendo cada surco
de mi piel hasta penetrarse caprichosamente entre mis venas. Y mi pregunta
es la siguiente, ¿y si me gusta? ¿Y si me gusta la lujuria de tus palabras?
¿Y si me gusta el agua clara que se desprende del más profundo de mis entrañas?
¿Y si tu lengua de víbora, carnosa, y blanda fuese mi guardián o simplemente se
convirtiese en guadaña de mis sueños? Cómo
puedo ser dos personas en una, si apenas alcanzo a distinguir a una que ya me acecha
la otra.
Una se deja domar como el caballo que perdió
sus fuerzas por alcanzar su libertad, la otra es salvaje, apasionada, casi una
extraña para mi cuando entra en contacto con tu piel .
No le susurres a nadie esta confesión, carga
pesada que arrastro como bloques de cemento en mis extremidades, por lo menos
hasta el próximo encuentro.
Me encanto!...la doble fluidez del ser...
ResponderEliminarHermoso, sensual y muy bien escrito, lo comparto para mis amigos. Gracias
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